¿Quién quiere ser periodista?

Casi desde que empecé la carrera de periodismo el tema del intrusismo en esta profesión ha sido el pan nuestro de cada día, todos estaban indignados con que cualquiera pudiese ejercer de periodista.

Y yo siempre me he preguntado ¿por qué? Y no es que sea una traidora o poco fiel a mi oficio, lo que pasa es que creo que hay muchas personas que, sin haber estudiado la carrera, tienen demasiado talento como para desperdiciarlo. Todos los días leo y oigo a gente escribir y hablar con una fuerza, una seguridad y una claridad en sus exposiciones que en muchos periodistas no encuentro.

Creo que hay mucha gente con habilidad para escribir o hablar públicamente. Oradores natos que saben dar información clara, concisa y correcta, como dice la regla de las tres C del periodismo sin ni siquiera plantearse que cómo lo hacen es una de las normas de redacción en periodismo. Por ejemplo, poniéndome de ejemplo a mí misma, pienso que yo he estudiado periodismo y he tomado buena nota de lo que se debe hacer y no en nuestro mundillo, pero no creo que tenga desarrollada esa habilidad que muchas personas sin mi titulación tienen sin más.

Por esto, soy una defensora de todo el que quiera hacer periodismo sin ser periodista, siempre y cuando tenga la vocación y la habilidad para informar y en algún momento opinar sobre lo que sucede en el mundo.

Y no quiero que se confunda nadie, con hacer periodismo no me refiero a ser el colaborador de turno en un programa de televisión o radio en el que cualquiera puede intervenir y digo cualquiera porque a la vista está.

Compañeros periodistas, a los de carrera, dejemos que cualquier persona válida pueda hacer nuestro trabajo, pero no nos rindamos. Los que amamos la profesión debemos luchar por trabajar como tales y corregir y aprender cada día para ser mejores informadores, oradores, escritores… y hagamos que el periodismo puro resucite, que la objetividad sea la mayor virtud de los que participemos en el juego de la comunicación.

Sin periodismo no hay democracia y sin democracia no hay ni justicia, ni libertad.